Continuando con el artículo anterior, dedicado a las gasolinas, retomamos el tema con el que lo dejamos, la mayor capacidad antidetonante de la gasolina de 98 octanos frente a la de 95 octanos.
¿Y qué significado tiene esto para la mayoría de los mortales que
acudimos periódicamente a rellenar el depósito de combustible de nuestro
vehículo?
El que una gasolina tenga mayor poder antidetonante
significa que puede ser, cuando ya está mezclada con el aire
atmósferico, comprimida en mayor grado que otra con menor poder
antidetonante, como ya dijimos anteriormente. Y esto significa que
podemos y debemos usarla en motores con una mayor relación de compresión,
característica constructiva de cada motor que se define como la
relación existente entre el volumen del cilindro cuando el pistón está
en su punto muerto inferior (PMI), y el volumen de dicho cilindro cuando el pistón se encuentra en su punto muerto superior (PMS),
es decir, la relación entre los volúmenes que hay dentro del cilindro
cuando el pistón que se mueve dentro de él está en su punto más bajo (PMI) y en su punto más alto (PMS).
Por tanto, a priori, y sin tener en cuenta otras consideraciones,
cuanto más comprimamos la mezcla aire-gasolina, más energía seremos
capaces de extraer posteriormente al quemarla dentro de los cilindros,
es decir, más potencia podrá suministrar el motor (evidentemente, todo
dentro de unos límites, tanto constructivos como conceptuales).
Y es por ello que, en los motores más “deportivos”, más exigidos y, en consecuencia, más potentes, se usa gasolina de 98 octanos e incluso superior, debido a que dichos motores tienen una mayor relación de compresión (sinónimo, teóricamente, de mayor potencia), suelen funcionar a un nº de revoluciones más alto y suelen tener un mayor avance de encendido
(de esto ya hablaremos en otra ocasión), circunstancias todas ellas
propicias a que aparezca la tan temida detonación y que, suele
evitarse, usando gasolinas de un muy alto índice de octano.
Continúa...
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